Muchas organizaciones no logran comprender el verdadero sentido de las “mejores prácticas,” erróneamente interpretan este concepto como un sinónimo de “estar a la delantera de la competencia.”
De hecho, estas organizaciones están simplemente siguiendo prácticas estándares. Después de todo, ¿acaso lo que busca la organización no es el incremento de la competitividad?
Para hacer realidad la posibilidad de un verdadero liderazgo, las organizaciones deben constantemente evolucionar, y ello incluye la evolución de sus así llamadas mejores prácticas: Permanecer quieto no hace que la organización siga siendo la mejor en lo que quiera que esté haciendo (solo se requiere de un innovador para dejarle en el polvo).
La miserable verdad es que toda la industria existe al rededor de la noción de mejoras en los conceptos, y esta industria ha estado saturada con el uso de “mejores prácticas” como simple palabrilla de moda. Mi punto: si es usted culpable de comportamientos de “mejores prácticas” y no está tratando de mejorar sus procesos, ya está usted fuera de la jugada.
¿Entonces, qué es una mejor práctica?
Las mejores prácticas son las prácticas que otros ya han probado e implementado a la hora de mejorar procesos o de eliminar tareas de procesos redundantes/inefectivas. De acuerdo con la definición del marco de Operations Management Body of Knowledge (OMBOK) de APICS, las mejores prácticas son “técnicas y métodos, procesos, actividades u otras acciones en el manejo empresarial que son más efectivas en generar un resultado particular.”
Este es una opción hacia una práctica innovadora, la cual no ha sido intentada o probada por otras organizaciones, y que apunta a probar procesos existentes.
Ambas mejores prácticas e innovaciones, en su mayoría prácticas no comprobadas necesitan estar presentes para llevar a cabo la evolución organizacional.
¿Cómo llegamos a un verdadero nivel de mejores prácticas? El grandioso lo sabe.
La antigua estrella de hockey Wayne Gretzky innovó con fama “yendo hacia donde el disco llegaría.” Traducción empresarial: una mejor práctica no será una mejor práctica si es utilizada indiscriminadamente. El peligro de adherirse a una ortodoxia de mejores prácticas es que puede limitar la estimulación organizacional y sofocar las mejoras.
El punto de Gretzky era que el estrellato consistía en apuntarle al lugar donde cambia el juego o donde aparecerá una mejor práctica.
